viernes, 27 de mayo de 2011

Relicarios Camioneteros. Un Proyecto Artístico Alternativo:


Este proyecto se realizó en Octubre del año pasado con los Choferes de autobús (camioneteros) de la Avenida Sucre en Caracas.
En esta experiencia se crearon nueve piezas, una serie de relicarios de pequeño formato, que contenían en su interior íconos religiosos del imaginario popular que se pueden apreciar con frecuencia en la decoración del exterior de los autobuses de esta zona. También se agregaron dos imágenes provenientes del imaginario personal del artista que sirven como imágenes iconográficas nuevas que fueron agregadas para estudiar su incorporación y aceptación dentro de la cultura popular como parte de un experimento fenomenológico.

Con esta primera investigación se puso en práctica el uso de nuevos espacios para exponer y promover las artes visuales, utilizando espacios de uso público para introducir la obra a la cotidianidad de la ciudad y exponerla a la mirada del transeúnte, del común denominador.
Se propuso que por medio de la creación y la activación de espacios expositivos alternativos, podemos llevar el arte a espacios públicos de una manera amigable que no se base en la trasgresión. En este caso la camionetica sirve como espacio no convencional para ubicar la obra de arte y exponerla.

La intención es hacer uso de un espacio que esté a la vista de una gran población transeúnte, pero sin que se note que eso es lo que está ocurriendo. Por esa razón la obra está diseñada y ha sido ingresada en la camioneta en un modo específico. Todo está hecho sutilmente, con mucho amor y delicadeza. La obra no se impone, ella entra a formar parte de la cultura popular caraqueña sin decirlo, sin hacer alarde de ello, porque sino el experimento no resultaría y además el trabajo proviene de un gesto genuino de valorar a los camioneteros y a sus autobuses, de rendirle homenaje a esa parte de la ciudad capital y a sus imágenes.

El propósito es que la obra esté expuesta en la cabina del chofer del autobús a la mirada de todo aquel que suba  a bordo del vehículo y la observe, pero no estar allí de manera evidente. Por esta razón la estructura que se seleccionó  para realizar las piezas es el Relicario, que  ya de por sí es un nicho, es una estructura contenedora, que se proyecta hacia adentro, que se relaciona con lo privado, lo oculto, lo resguardado, lo secreto. Los relicarios que se crearon son de pequeño formato, y esto tiene la finalidad de que el observador sienta que descubrió la pieza, para establecer una relación íntima con entre el espectador y la obra. Una relación de complicidad si se quiere, en la que la cosa observada es un secreto que se ha revelado sólo ante sus ojos. Un detalle hermoso y curioso que se descubre en un lugar inesperado de la ciudad.

El relicario también ha sido elegido, como el formato y la estructura contenedora de las imágenes trabajadas, por su fuerte carga de significado que lo convierte en un referente directo y en un dispositivo de lo sagrado en nuestra cultura.  Con la incorporación de los relicarios al espacio interior de las camioneticas, se les otorga un significado sagrado a esos espacios, con estos objetos de creación artística, que están impregnados de lo mágico y lo religioso.

Una de las propuestas plásticas es replantearse la estética tradicional de estas imágenes religiosas, y del ícono religioso en general, aportando una aproximación estética diferente y la adición de nuevas imágenes, provenientes del imaginario personal.

Se crearon las piezas teniendo en consideración una serie de elementos plásticos y conceptuales que fueron aplicados para generar la respuesta deseada en la población de los camioneteros de la Avenida Sucre; para poder lograr así la inserción y la aceptación de las piezas en el espacio interior de las camioneticas.

El planteamiento que se realiza para alcanzar este objetivo tiene dos aspectos fundamentales que son la parte plástica y la parte temática. En la parte plástica, se propone una estética altamente atractiva y rica visualmente, que sea el producto de un equilibrio entre los contenidos de la cultura visual que maneja el artista y las estéticas y conceptos de la cultura popular de Caracas; específicamente los de este grupo de camionetas de la Avenida Sucre y del entorno en el cual se encuentran.

La estética propuesta es un híbrido entre lo clásico y lo kitsch, un vaivén entre aquello que conocemos como buen gusto y mal gusto. Una estética que tenga componentes del arte pop, el ícono religioso, el arte primitivo y el uso expresivo del color.

Se han escogido de modo intencional las imágenes religiosas, de entre todo el imaginario camionetero, para ser utilizadas como temática de este planteamiento plástico. Ya que el planteamiento conceptual  es disponer de dos fundamentos de la parte primordial del ser humano, que son la fe y la imagen, y emplearlos en la creación artística; reviviendo así los rituales ancestrales que dieron origen al arte en una primera instancia.

Estos entes que son identificados en la actualidad de forma independiente: la fe, la imagen y el arte, se encontraban juntos en un principio formando parte de aquello que nos caracterizó inicialmente como especie, la capacidad de creer y la capacidad de crear.

Buscando restablecer una conexión con esta esencia ancestral y queriendo activar esa conexión dentro del inconsciente del observador, se quiere llegar al punto más profundo de la conciencia humana, para darle esa inherencia a la obra y poder cargarla con todo su significado, para que así su contundencia sea aún mayor y su mensaje más claro y directo.

Cabe agregar además, que las piezas fueron concebidas desde el comienzo con la intención de obsequiárselas a los camioneteros. La obra se creó pensando en ellos,  está altamente influenciada por su imaginario y su estética. Se les regalaron estos relicarios para colocarlos en el espacio interior de la camioneta para su protección. En este caso la obra se introduce en el espacio de la camionetica con permiso, el trabajo es recibido y se le permite la entrada al mundo personal del conductor y a su vehículo para transitar por la ciudad.

La obra realizada es un aporte para nuestra ciudad y su gente. En el trabajo no se menciona la violencia que vivimos a diario, no es un trabajo basado en la crítica, es un regalo que espera aportar algo, aliviar algún pesar, dar esperanza, ser un recordatorio de las cosas buenas, del amor y la esperanza, que tanta falta le hacen a nuestra ciudad de Caracas.

Se le quiere dar continuidad al proyecto trabajando con los choferes de autobús que ya fueron contactados en la Av. Sucre, empezando por aquellos nueve choferes que ya poseen piezas y los otro siete que realizaron encargos de piezas ese día.

También se quiere expandir el proyecto de los Relicarios Camioneteros a otras zonas de la Gran Caracas, trabajando con los transportistas que viajan diariamente a Los Teques, ubicados en Plaza Venezuela y aquellos que transitan la Autopista Caracas-Guatire, que tienen su parada en zonas del este de la ciudad como El Marqués. Estos grupos de transportistas han sido seleccionados junto con aquellos ubicados en la estación de Gato Negro de la Av. Sucre, por ser estos los medios de transporte utilizados por la numerosa y creciente población que vive en las afueras de la ciudad capital, que viajan diariamente largas distancias entre su lugar de trabajo o de estudios y su hogar.
Se investigará posteriormente, como parte de otros proyectos, el impacto visual y de otra índole que haya generado la integración de la obra a estos espacios de uso público.

jueves, 13 de enero de 2011

Experiencia con los Camioneteros de la Avenida Sucre. Caracas, Venezuela. Fotos de Elena Plaza.



El Sr. Rafael Reyes de la unidad 549, el primer chofer que conocimos ese día.
 



Su camioneta estaba decorada con imágenes de la Virgen del Carmen.
  



El eligió el Relicario del Sagrado Corazón de la Virgen para que lo colocara en el interior de la cabina.
  



Le coloqué teipe doble faz a la parte posterior del relicario para hacer el montaje de la pieza.
  

Registro fotográfico del interior del autobus.



Imagen de la Virgen del Carmen.
 

La iglesia de la Virgen del Carmen está ubicada cerca de la parada de autobuses en Catia, sobre la Avenida Sucre.


Parte posterior del interior del autobus.

Detalle de la parte posterior de los asientos de los pasajeros.

Conversando con el Sr. Rafael.

Rafael me estaba explicando dónde quería colocar el relicario para que yo lo hiciera. 

El Sr. Rafael sugirió que nos tomáramos una foto con su hijo.

Montaje de la primera pieza.




Resultado final.

El sistema de entrada y salida de autobuses de la Avenida Sucre.

Este es Juan Alberto García de la unidad 047.

Juan se enamoró del relicario de San Miguel Arcángel.
Yo lo había hecho para otra camioneta que es mi favorita en la Av. Sucre, pero se lo regalé.

Asientos de los pasajeros con letrero que lee: Mi Pequeño Jhonny Express.

Registro fotográfico del interior del autobus.


Aquí Juan me estaba contando que lo habían atracado recientemente y le habían robado el reproductor a pesar de que el le había pedido a los ladrones que no lo hicieran.

Le dije a Juan que ese relicario de San Miguel Arcángel lo hice para la protección de ellos, los choferes, y que no lo iban a volver a robar de ahora en adelante. Nos reímos y el me dijo que esperaba que así fuera.



Conversando con Juan mientrasle pagaba la cinta doble faz al relicario.
 


Registro Fotográfico del interior de la cabina del chofer.
 
Juan colocó el mismo su relicario en el lugar de su preferencia, que resultó ser un sitio popular entre los choferes para colocar los relicarios.

El relicario ahora forma parte de la cabina del chofer.

Detalle.

Resultado final.


Juan Alberto García.

José Natera. Unidad 49.

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Franco Colmenares y su hermano, unidad 240 de la Union Sucre.

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Alexander Guerrero.



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Asdrúbal Arellano. Unidad 500


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